jueves, 17 de noviembre de 2016

Archivo de riqueza no. 11

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De Los Secretos de la mente millonaria de T. Harv Eker

Los ricos eligen que se les pague según los resultados.
Los pobres eligen que se les pague según el tiempo empleado.

¿Has oído alguna vez este consejo: "Ve a la escuela, saca buenas notas, consigue un buen trabajo con un sueldo fijo, sé puntual, trabaja mucho...
y vivirás feliz toda tu vida"? Por desgracia, este sabio consejo procede directamente del Libro de cuentos de hadas, Volumen 1, justo después del cuento del ratoncito Pérez.

No voy a molestarme en desacreditar toda la frase: eso puedes hacerlo tú mismo revisando tu propia experiencia y la vida de todos los que te rodean. Lo que sí discutiré es la idea que se halla detrás del sueldo «fijo». No hay nada malo en obtener un sueldo fijo, a menos que interfiera en tu capacidad de ganar lo que mereces. El problema es que, generalmente, interfiere

La gente pobre prefiere que se le pague un salario fijo o por horas. Necesitan la «seguridad» de saber que está entrando exactamente la misma cantidad de dinero en exactamente el mismo tiempo, un mes sí y otro tam- bién. De lo que no se dan cuenta es de que esa seguridad tiene un precio, y el coste es la riqueza. Vivir basándose en la seguridad es vivir basándose en el miedo. Lo que en realidad estás diciendo es: «Me da miedo no poder ganar lo suficiente de acuerdo con mi rendimiento, así que me conformaré con ganar lo justo para sobrevivir o estar cómodo». La gente rica prefiere que se le pague según los resultados que produce, si no totalmente, al menos en parte. Los ricos, por lo general, de alguna forma poseen sus propios negocios. Los ingresos les vienen de sus beneficios.

Trabajan a comisión o con un porcentaje de los ingresos. Eligen la opción de comprar acciones y participar en los beneficios en lugar de recibir salarios más altos. Fíjate en que con ninguna de las formas de obtener dinero que se han mencionado en este párrafo existe garantía alguna. Como he dicho anteriormente, en el mundo financiero las recompensas son, generalmente, proporcionales al riesgo. La gente rica cree en sí misma. Cree en su valor y en su capacidad de entregarlo. La gente pobre, no, por eso necesita «garantías».

Los pobres canjean su tiempo por dinero. El problema de esta estrategia es que tu tiempo es limitado. Eso significa que invariablemente acabas transgrediendo la Regla de la Riqueza n.° 1, que dice: «Jamás pongas techo a tus ingresos». Si eliges cobrar por tu tiempo, estás cargándote casi todas tus probabilidades de obtener riqueza. 
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