martes, 17 de septiembre de 2013

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 De El Libro del Hilo Rojo
de Yehuda Berg

Dios, Elvis, y el Significado de tu existencia

Te encuentras aquí en esta tierra por una sola razón: pediste estar aquí. Así es: la Kabbalah dice que tú personalmente, pediste ser colocado en este oscuro mundo físico del caos. Por supuesto, esto no lo recuerdas. Piensa en esto: si no puedes recordar tu vida dentro del vientre de tu madre, ¿cómo podrías siquiera recordar tu existencia en el vientre cósmico, que procedió a la creación de este mundo? Pues bien, considera este capítulo como tu recordatorio. ¿Por Qué Estar Aquí?
Ahora bien, ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué quisiste dejar el vientre del paraíso y entrar a este desagradable mundo de obstáculos? Por una razón profundamente importante: para poder experimentar lo que significa ser un creador. Dicho de otra manera: en lugar de recibir generosamente un interminable paraíso de manos de tu Creador, deseaste algo mucho mejor: la oportunidad de tomar parte en la creación de ese interminable paraíso. En resumen, deseabas convertirte en un participante proactivo en el proceso de la creación en vez de permanecer como espectador reactivo. o sea, decidiste que ser Elvis era mucho mejor que ser un imitador de Elvis.

El Juego del Escondite

He aquí otra manera de entender la razón de la vida en la tierra: tienes 10 años de edad. Tú y unos cuantos chicos más se reúnen para un reñido juego del escondite. Estás listo para divertirte en grande. Una verdadera competición. El juego comienza y te toca contar y buscar.
Te cubres los ojos. Empiezas a contar hasta diez. Estás emocionado. Lleno de entusiasmo. Llegas a diez. Abres los ojos. Y... te sorprendes. ¿Por qué?
¡Porque todos están parados exactamente delante de ti!
¿Te sientes feliz? No. Para nada.
¿Puede lograrse el objetivo del juego, el cuál era experimentar placer? De ningún modo.
A pesar de haber "encontrado" a todos los chicos, ¿te estás divirtiendo? Por supuesto que no.
Para que puedas recibir placer, todos los chicos deben estar escondidos. El esfuerzo de encontrar a cada chico por separado es lo que hace que este juego sea tan placentero, que valga la pena. El acto de esconderse es el mecanismo que produce toda la diversión. Esto suena como un concepto simple, pero sus implicaciones son infinitamente profundas.

Empieza el Juego

Antes de que existiera este mundo físico, todas las almas de la humanidad vivían en una realidad mucho más auténtica que ésta. La Kabbalah la llama El Mundo Infinito. Todo el gozo y la dicha que puedas imaginarte eran tuyos en el Mundo Infinito. Pero tú y todas las almas de la humanidad le pidieron al Creador que escondiera toda la dicha para poder tener también el placer de encontrarla.

Dios se esconde, ¡Tú buscas!
Como claramente puedes ver, Dios estuvo de acuerdo. Accedió a tu solicitud. Así que Dios escondió su luz y, al hacerlo, escondió toda la alegría y la satisfacción infinitas que son nuestro principal destino. Ahora debes ir y encontrar esa Luz. Pero cuando la encuentrs, tú, y solamente tú, serás responsable de recibirla en tu vida. Te habrás convertido en la causa y creador de tu alegría interna. Y ahí tienes el significado de tu existencia:
Encontrar las verdades escondidas de la vida.
Encontrar la Luz escondida que puede satisfacer todos tus deseos.
Encontrar al Dios escondido que es la fuente de toda esta Luz.
Convertirte en la causa y creador de tu propio paraíso.
La siguiente pregunta es: ¿Cómo se las arregló Dios para esconder todo?

La Cortina

La Kabbalah dice que el Creador colgó una gran cortina que oculta la Luz de la misma manera que una gruesa cortina no deja entrar la luz del sol a un cuarto. En ambos casos, la Luz nunca desaparece realmente. La cortina simplemente oculta lo que siempre está ahí.
Los problemas que encuentras en la vida no suceden porque no haya Luz; más bien, el caos surge porque una cortina oculta toda la Luz. De acuerdo con la Kabbalah, en vez de rezarle a Dios para que satisfaga tus deseos (como si Dios, que es todo amor, fuera a negarse), simplemente debes quitar la cortina. Una vez que lo hagas, la Luz automáticamente brillará en tu vida.
Parece algo bastante sencillo. Pero, por algún motivo, realmente no lo es.

El Poder de la Cortina

Imagínate en un gran cuarto sin ventanas con una única fuente de luz: una lámpara brillante.
Ahora, imagina que una cortina oscura cubre la lámpara, y el cuarto de repente se torna oscuro como la noche. Piensa en este escenario que está causando toda esta oscuridad.
¿Ves el prolema? Es simplemente que, al hacer la cortina su trabajo, no sólo se las arregla para ocultar su luz, sino también se oculta ella misma en el proceso.
Consecuentemente, tampoco puedes encontrar la cortina. En el momento que entiendas esto totalmente, habrás entendido el secreto más grande de la vida. La cual nos lleva al siguiente paso...
La Paradoja de la vida.
Entonces, ¿cómo podemos quitar una cortina que no logramos siquiera ver para librarnos de la oscuridad?
¡Es la propia oscuridad la que está evitando que localicemos la causa de la oscuridad en primera instancia!
Estamos atrapados en un problema paradójico. ¿Cómo romper este círculo vicioso?

Identificar la Cortina

Hace mucho tiempo, los antiguos maestros de la Kabbalah identificaron la cortina que oculta la Luz del Creador. ¿Estás listo para descubrir qué es lo que nos ha mantenido en la oscuridad durante tantos milenios? Prepárate...
La Cortina es el ego humano.
Ahí lo tienes, claro y sencillo. Ahora ya lo sabes. Y esta cortina - el ego -, hace tan bien su trabajo de ocultar toda la Luz, incluyendo tu verdadero ser (tu alma), que has olvidado y perdido contacto con todos los verdaderos deseos que irradian de lo más íntimo de tu ser. En lugar de eso, te encuentras gobernado y regido por los caprichos del ego. Trabajs día y noche para cumplir sus deseos, sin importar lo superficiales o autodestructivos que puedan ser. Estos impulsos egocéntricos nos controlan  el 99.999 por ciento del tiempo. Y, si te resulta difícil creer esto, es que la cortina está haciendo su trabajo extremadamente bien.
Como resultado, con la Luz escondida y con nuestras almas ocultas, nos tambaleamos en un mundo de oscuridad, tan denso que ni siquiera podemos ver la causa de nuestros problemas.
Hasta ahora.
El Tejido del ego

Esta cortina llamada ego es una tela de múltiples capas, tejida por cada acto y hecho egocéntricos. Las capas de esta tela incluyen enojo, envidia y celo, furia, envidia y celo, preocupación, envidia y celo, ansiedad, envidia y celo, intolerancia, envidia y cielo, prejuicio, envidia y celo, resentimiento, envidia y celo, frustración, envidia y celo, pesimismo, envidia y celo, y egoísmo.
Claramente el ego es la base de toda forma de envidia y celo. Te obliga a convencer a otros de que eres tú quien tiene la razón, aún cuando no la tengas. El ego te hace creer que actúas libremente, pero en realidad eres preso de sus deseos. Cuando el ego se manifiesta como envidia, te mantienes secuestrado por la constante presión de sobrepasar a tus amigos y colegas. Eres esclavo de tus propios caprichos reactivos y deseos individualistas. Eres cautivo de tu trabajo y tus presiones económicas. Eres prisionero de las percepciones que otros tengan de ti. Estás encarcelado por tu necesidad de que los demás te acepten. Te encuentras en prisión y ni siquiera lo sabes.

Descorrer la Cortina
Viniste a este mundo a superar todos estos rasgos negativos y transformarlos. Cada vez que identificas uno de estos rasgos en una circunstancia dada y eliges desprenderte de éste para siempre, eliminas una de las capas de la cortina. Esto significa que la vida se torna un poco mejor y un poco más alegre, o suave. Es más: significa también que eres la causa de esta revelación de Luz. ¡Sorpresa!
Acabas de cumplir una parte del principal propósito de tu vida.
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