martes, 12 de marzo de 2013

Reconocimiento

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De Cómo lograr el milagro de vivir despierto
De Thích Nhất Hạnh

Alguien podría preguntarse: ¿es la relajación la única meta de la meditación? De hecho la meta de la relajación va mucho más allá de todo eso. Aunque la relajación es el necesario punto de partida, una vez que se ha efectuado la relajación, ya es posible realizar un corazón tranquilo y una mente clara. Realizar esto es haber ido lejos en el sendero de la meditación.

Deberíamos recordar siempre que la atención sobre la meditación es un método maravilloso en toda ocasión, no solo para los principiantes. En el siglo tercero, el Maestro Zen Tang Hoi escribí”o en su comentario al Anapanasati Sutra: “La atención sobre la respiración es el gran vehículo del Buda para salvar a todos los seres atrapados en el ciclo de la vida y la muerte”. Medir, seguir y sustentar la respiración son los medios maravillosos para sustentar la propia mente.

Por descontado que para sustentar nuestra mente y calmar nuestro pensamiento, debemos también practicar la atención mental sobre nuestros sentimientos y percepciones. Para sujetar la mente, hay que practicar la atención sobre la mente. Hay que aprender a observar y reconocer la presencia de cada sentimiento y pensamiento que surja en nosotros. El Maestro Zen Thuong Chieu, casi al final de la dinastía Ly, escribió: “Si el practicante conoce bien su propia mente obtendrá resultados con poco esfuerzo. Pero si no sabe nada acerca de su propia mente, todos sus esfuerzos serán en vano”. Si quieres conocer tu propia mente, solo hay un camino: observar y reconocer todo lo que se relacione con ella. Esto debe hacerse en todo momento, no sólo durante la hora de meditación sino también en la vida diaria.

Durante la meditación pueden surgir varios sentimientos y pensamientos. Si no practicamos la atención sobre la respiración, estos pensamientos pronto nos apartarán de la atención mental. Pero la respiración no sólo es un medio para ahuyentar tales pensamientos y sentimientos. La respiración es el vehículo que une el cuerpo a la mente y abre las puertas de la sabiduría. Cuando surge un pensamiento o sentimiento, nuestra intención no debe ser ahuyentarlo, pues si continuamos concentrándonos en la respiración el sentimiento o pensamiento se aleja naturalmente de la mente. Y si nuestro comportamiento no debe ser ahuyentar, odiar, preocuparse o asustarse, ¿qué es exactamente lo que debemos hacer al respecto? Sencillamente, acusar su presencia. Por ejemplo, si surge un sentimiento de tristeza reconocer inmediatamente: “Acaba de surgir en mí un sentimiento de tristeza”. Si ese sentimiento continúa, seguir reconociendo “todavía hay en mí un sentimiento de tristeza. Si, por ejemplo, surge un pensamiento tal como “es tarde pero los vecinos están haciendo mucho ruido”, admitir que el pensamiento de que es tarde y los vecinos están haciendo mucho ruido ha aparecido. Y si el pensamiento se mantiene, seguir reconociéndolo. Y reconocer de la misma manera cualquier sentimiento o pensamiento que pueda surgir. Lo esencial es no permitir que surja algún sentimiento o pensamiento sin reconocerlo con atención mental, como el guardián de un palacio que se da cuenta de cada cara que pasa por el corredor.

Si no hay ningún sentimiento ni pensamiento, reconocerlo así. Esta práctica significa estar atento a los propios pensamientos y sentimientos. Practicando de esta manera pronto llegarás a sujetar tu mente. Se puede unir el método de la atención en la respiración con el de la atención en los sentimientos y pensamientos.
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