sábado, 16 de marzo de 2013

El Discípulo

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De The Zen Way to Martial Arts: A Japanese Master Reveals
 the Secrets of the Samurai
de Taisen Deshimaru

Les contaré la historia del samurai quien fue a ver al legendario maestro Miyamoto Musashi y lepidió que le enseñara la verdadera vía de la espada. El maestro aceptó. Una vez su discípulo, el samurai utilizaba todo su tiempo, como le había ordenado su maestro, cargando y cortando leña y yendo a buscar agua desde un distante manantial. Hizo esto todos los días por un mes, dos meses, un año, tres años. En la actualidad cualquier discípulo habría abandonado a la semana o a las pocas horas, pero el samurai continuó, y en el proceso formó su cuerpo. Al final de tres años, a pesar de todo, se hartó y le inquirió a su maestro, 

- ¿Qué tipo de entrenamiento me está dando? No he tocado una espada desde que llegué. Ocupo todo mi tiempo cortando leña y cargando agua. ¿Cuándo me va a iniciar?

- Está bien, está bien -, respondió el maestro -.Ya que lo deseas, ahora te enseñaré la verdadera técnica. 

Le ordenó que fuera al dojo y ahí, día tras día, desde la mañana hasta la noche, el discípulo tuvo que caminar alrededor de la orilla externa del tatami, paso a paso alrededor del salón sin nunca perder el paso.

Así pues el discípulo caminó alrededor de la orilla del tatami por un año. Al final de ese tiempo le dijo a su maestro:

- Soy un samurai, tengo una larga experiencia con la espada y he conocido a otros maestros de kendo. Ninguno me ha enseñado de la manera que usted lo hace. Ahora, por favor, enséñeme la verdadera vía de la espada. 

- Muy bien -, dijo el maestro -. Sígueme.

Lo guió lejos en las montañas a un lugar donde un tronco de árbol hacía de puente por encima de una  quebrada profunda, escabrosa, de profundidad aterradora. 

- Muy bien -, dijo el maestro, crúzalo.

El samurai no entendía lo que su maestro quería decir; cuando miró hacia abajo, titubeó, retrocedió y no pudo animarse a cruzar.
Repentinamente se escuchó un sonido de golpeteos detrás de ellos, el sonido del bastón de un hombre  ciego.

El ciego, sin prestarles atención, los pasó y golpeteando se guió firmemente por encima del abismo, su bastón por delante. 

- Ah -, pensó el samurai -, Estoy comenzando a entender. Si el ciego puede cruzar así, yo también debería poder lograrlo.

Y luego su maestro dijo:

- Por un año completo has caminado vuelta tras vuelta alrededor de la orilla del tatami, que es mucho más angosto que ese tronco; deberías poder cruzar.

Entendió, y rápidamente cruzó al otro lado. 

Su entrenamiento estaba terminado: tres años desarrolló la fuerza corporal; un año completo desarrolló su poder de concentración sobre una sola acción (caminar); y finalmente, encarando la muerte a la orilla del abismo, recibió su entrenamiento final de espíritu y mente
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