miércoles, 10 de agosto de 2011

Volveré para joderte...

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Como decía por ahí en algún post referente a las películas donde hay ejecuciones en la silla eléctrica.Casi de ley, es que cuando se trata de ejecutar a una minoría racial (entiéndase negro o latino), los condenados van hacia la silla de manera humillante, degradante. Mientras que también, por lo general, los estadounidenses, blancos, siempre van con la frente en alto, sin mostrar miedo o remordimiento. Es más bien todo lo contrario, para ellos la silla representa un juego de niños.



El caso de Max Jenke es un perfecto ejemplo de esto último.
Y no sólo eso, sino que además, aprovecha sus últimos minutos para insultar, amenazar y prometer un regreso mamastroso.

Veamos. El mayor asesino de la historia de los Estados Unidos llega, custodiado por guardias fuertemente armados que en ningún momento le quitan el ojo de encima.
Acto seguido, Jenke es sentado y aseguran correas por todo su cuerpo, mientras él no hace otra cosa que mirar fijamente a su captor, el congratulado detective, Lucas McCarthy.



Asegurando al bastardo en la silla...


Luego profiere unas palabras cargadas de sarcasmo:

- Me alegra que hayas venido, poli.



Me alegro que hayas venido, poli...(¿A poco no intimida la mirada maldita de este hijo de mil pu&·$as?
)

Leugo, de acuerdo al ritual, llega el sacerdote a tratar de redimir a Jenke, dandóle la ostia consagrada y bendiciéndole, haciéndo la señal de la cruz en el aire.
Jenke la recibe. El hombre de fé entonces le pide que recapacite, que se arrepienta, que haga las paces con el creador.



Apenas el padre termina de decir esto, cuando el despiadado multihomicida le escupe la ostia en la cara, seguido de una contestación verbal misericordiosa por parte
del cura: "Que dios se apiade de tu alma..."


Notar el rostro acobardado del padrecito

De acuerdo al protocolo, el alcaide pregunta entonces si tiene algunas últimas palabras.

Así de fácil y sin pensárselo mucho, el cabronazo de Jenke le responde con su tonito burlón sus deseos de que el alcalde sea sodomizado:

- ¡Vete a tomar por el culo, gordo!

- ...Está bien, procedamos - indica el alcaide, algo molesto.

El verdugo y los guardias remojan con la solución salina, la frente del inmisericorde asesino, y le colocan en casco conectado al electrodo por donde habrá de pasar la descarga letal. Mientras esto último sucede, vuelve a dirigir su implacable vista hacia Lucas, el hombre que logró capturarlo y entregarlo a la ley:

- Tu peor jodida pesadilla, Lucas...soy yo...

Lucas McCarthy no responde a las amenazas, tan sólo parpadea y no piensa ni quiere otra cosa más que concluya la ejecución.

Todo listo y entonces accionan el interruptor que debe de quitarle la vida al condenado hijo de la gran pluta.



Primer descarga

Dejan transcurrir algunos segundos y detienen el flujo de corriente, para, como parte también de la rutina, revisar los signos vitales del condenado.
Apenas el doctor coloca su estetoscopio en Jenke y este vuelve en sí, presumiendo una erección, sonriente.

Vuelven a accionar el interruptor y Jenke se vuelve a sacudir violentamente, mientras una poderosa descarga de miles de voltios recorre todo su cuerpo.


El alcaide entonces pide que aumenten el voltaje, y el ejecutor así lo hace, no sin antes recibir una burla por parte del electrocutado:

- "¡Sí, aumenta el voltaje, cerdo!"




Aquí es donde dice "¡Sí, aumenta el voltaje, cerdo!"


El ejecutor aumenta la potencia del regulador del voltaje hasta su máxima capacidad, trayendo como consecuencia una imagén no tan agradable:



Jenke convulsiona aún más violento, mientras todas las venas de su cuerpo inflaman adquiriendo dimensiones increíbles, la piel de Jenke se comienza a cuartear, entre horrendos gritos de agonía, sale humo y sangre por todo su cuerpo, y sus facciones se desfiguran totalmente y estalla en llamas. Empero, el desgraciado logra desatarse y levantarse de la silla de muerte.



(¡Ahora veran maricones! ¡Grruaaaaarrrr!)

Se dirige entonces hacia los testigos, el incompetente del doctor se atraviesa en su camino y Jenke solamente le da un pesado manotazo en el pecho, lanzándolo hacia el suelo.



(¡Hazteme a la verg%&%aaaa, no molestes!)

Los testigos horrorizados, huyen despavoridos y Lucas, con los esfínteres fruncidos, logra reaccionar tomando como arma la silla donde estaba sentado y la levanta en posición de defensa.



Jenke, ya todo jodido, completamente carbonizado y aún en llamas, se detiene y hace un macabro juramento, con toda la seriedad del mundo (Y ojo que ésta es la frase chingona, para la posteridad, para el salón de la fama de las frases inmortales de películas):



- ...Lucas...voy a destruir tu mundo...volveré para joderte...uughh...

Acto seguido, el infeliz de Jenke cae al suelo, fulminado.
Los guardias y el ejecutor llegan y lo apagan con extinguidores, y también llega el doctorcito a ver si aún hay signos vitales en Jenke, después de que éste hubiese sido sometido a las brutales descargas que le desfiguraron y propiciaron quemaduras de cuarto grado al cabrón...

Lucas, nervioso, asutado, surrado, tiene que recargarse en la pared para poder reincorporarse, al borde un infarto, debido al tremendo susto...



Y bien...este és sólo el principio de la carnicería de la película, pero a lo que iba y de lo cuál no me quería prolongar ni desviar era precismente la cuestión
que inspiro al título de esta entrada...

Caramba, hasta ahora no había visto mejor escena de ejecución en silla eléctrica.
Sin duda alguna esta se lleva las palmas y las reverencias como mejor actuación mamilezca y el guión de pu--a madre, así como a la mejor línea de juramento de vanganza jamás realizado...

"Lucas...voy a destruir tu mundo...volveré para joderte..."

Dios, simplemente lo mejor.
Mis felicitaciones para todos los que participaron en la realización de la película, pero sobre todo para quien haya escrito el guión.

Pero bien, he aquí el video:



Me despido, y...volveré para joderlos =D!
Jeh.
Saludos.

Pd. Por cierto, la película se llama "House 3" y ya.
Ya.
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